“Eso lo hago yo con el móvil”, “mi cuñado tiene una cámara de las grandes”, “tengo cosas más importantes en las que gastarme el dinero”, “con esto me conformo”.
Éstas y muchas más son algunas de las frases que se oyen a diario de boca de empresarios que prefieren encargarse ellos mismos de las fotografías de sus productos antes que acudir a un profesional de la fotografía. Ya sea por miedo a elevados presupuestos, por tener otras prioridades, o simplemente por no saber valorar la importancia de la imagen de una empresa. La conclusión es siempre la misma: un error.